
Recuerdo el impacto que supuso mi primer contacto con el jazz, a esa edad en la que la vida es un libro en blanco del que estamos deseosos de llenar páginas. Tocaba un cuarteto que se pasó la noche interpretando jazz al más puro estilo de Nueva Orleans y ya no puede despegarme de aquella música, de sus posibilidades infinitas.
Al día siguiente algo me empujó a buscar discos de jazz en las tiendas del centro, y allí estaba 'Round About Midnight, de Miles Davis. Cuando llegué a casa, no tardé en ponerlo. Comenzó a sonar la primera canción, la que da al título al disco, y a los pocos segundos, ahí entraba, afilada como los sentimientos a los que no se les puede dar nombre, la trompeta de Davis. Una trompeta cargada de humo para hacerla sonar a la hora en la que las mujeres se dejan quitar la ropa, o para las noches vacías de insomnio que se llenan con el ruido del camión de la basura, incluso para echar un cigarro los que no fumamos.
Tengo más discos de jazz en mi colección, pero sólo aquél me sacudió.
Galería Pasos y Días.
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