lunes, 30 de noviembre de 2009

Casa huella

Después de muchos años, la casa se marchó, y dejó su huella como lo haría un peatón despistado al clavar su pie en el cemento fresco de la acera.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Historias verticales II

Crisis.

martes, 24 de noviembre de 2009

Ciudad de libros


"La mia mente continua a contenere un gran numero di città che non ho visto né vedrò, nomi che portano con sé una figura o frammento o barbaglio di figura immaginata."

Al volver la última página de "Le città invisibili" de Italo Calvino, imaginé una ciudad entera construida de libros. Primero pensé en Florencia. Pero más bien tenía que ser una ciudad en la que nunca hubiera estado, una como Nueva York: avenidas y más avenidas, largas, interminables, de rascacielos y torres altísimas de libros. Así.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Plaza de Abastos

Una vez, cuando era pequeño, mi madre mi llevó al médico. Al salir del consultorio, fuimos a hacer unas compras, y recuerdo que aquel día se abrió ante mí el mundo desconocido que se les oculta a los niños recluidos en las escuelas. Ese día me sentía como un explorador en un país extraño, el de los mayores, con sus señoras entrando y saliendo de las tiendas, el ruido matutino de las cafeterías, las persianas metálicas de los comercios y las furgonetas de reparto.

Recuerdo la impresión de la Plaza de Abastos (que aún estaba en el Centro y a la que se bajaba por unas escaleras), los olores y colores de su infinidad de puestos. El del pescado, del que me deslumbraron las hileras de azulejos blancos y el hielo sobre el que se alineaban animales para mí extraordinarios. La voz cantarina y gritona de los carniceros. El olor ácido y picante de los salazones y encurtidos. Y, sobre todo, las fruterías, con esas cajas de plástico sobre las que se derramaban en cascada lechugas, tomates y pimientos relucientes, racimos de uva, plátanos y naranjas.

Desde entonces tengo especial simpatía por ese tipo de mercados y tiendas, y cada vez que veo uno me viene a la memoria aquel día que me llevaron al médico, no recuerdo por qué, ni creo que fuera nada grave, porque sigo vivo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

En el puente

Bienaventurados los atascos, porque (más allá de los improperios) nos dejan tiempo para pensar a solas. Atascado en el puente, como todos los lunes a las cinco y media, he visto pasasr delante de mí, a pie, a gente de noventa y dos países diferentes. Me he acordado de una frase que leí este fin de semana sobre la ciudad de Los Ángeles: "Es la clase de sitio donde todo el mundo es de algún lugar y nadie echa realmente anclas. Gente arrastrada por sus sueños, gente huyendo de la pesadilla". Es una frase del escritor Michael Connelly en un artículo del sábado. Yo lo leí el domingo, mientras desayunaba, y me he acordado esta tarde, como si no hubiera diferencia entre Los Ángeles y este pequeño rincón del mundo en el que todos los días hay atascos en el puente.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Mirón (tal vez "voyeur")

Por lo común, hablamos de las ciudades como espacios en los que las personas se encuentran y las historias se entrecruzan. Pero también están los que se espían y se persiguen, los que se anhelan escondidos, los mirones (o voyeurs, para los finos), los que se pasan horas en la ventana, o a los que delata su sombra alargada tras los pasos de una mujer por la calle.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Las ciudades

Las ciudades, sus calles y barrios, ¿se generan ellas mismas, evolucionan de forma orgánica? Si es así, ¿hablamos de un ser vivo, con sus entrañas, articulaciones, centros neurálgicos y órganos vitales responsables de funciones concretas y específicas? ¿Tiene, entonces, "alma" la ciudad?

martes, 3 de noviembre de 2009

Abib


Abib es alto, y lo parece más todavía con la gorra de béisbol que siempre lleva puesta. Tiene una sonrisa fresca, enorme y blanca como la de los negros de las películas antiguas. Aunque en realidad es una persona tímida, de las que hablan bajito y despacio, a lo mejor porque no quieren llamar la atención o no quieren que alguien advierta su presencia. Tal vez es el miedo que acomopaña para siempre a los que entran en un país extraño en una patera, dice que hambriento, sediento y muerto de frío.

Abib dejó su tierra, Gambia, en busca del sueño de miles de africanos. Cambio a su familia, su mujer, sus hijos y su trabajo de chófer por llegar a Europa. Aquí se ha convertido en el principal enemigo de la industria musical, vendiendo discos piratas por la calle. Le pregunto: él no sabe nada de canon, de derechos de autor o royalties, de lo mal que van las discográficas y lo poco que ganan los artistas. No le gusta lo que hace, admite, porque siempre anda huyendo de la policía municipal. Sin embargo, ¿qué pude hacer?. tiene que comprar comida, bebida y ropa. No vino a España para esto.

El otro día lo vi en un aparcamiento y me preguntó si iba a trabajar. Contesté que sí. Imagino que él habría respondido lo mismo, pero no le pregunté.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Domingo por la tarde

Fue un domingo de palabras al oído y besos en la boca, de dormir la siesta antes de comer. De papardelle, películas de Halloween y Paris, Je t'aime. También dimos un paseo y sacamos fotos malas con poca luz. Luego llegó el lunes.