jueves, 25 de febrero de 2010

Noche de viento

Era una noche inhóspita de gente recogida, de ésas en las que apetece tomar las esquinas de calles antiguas. El viento, incómodo, levantaba a rachas un polvo arenoso que iba a acumularse entre los adoquines, que se incrustraba en las ventanas (entre el cristal y la madera) de viejas casas, no se sabe si habitadas del todo.

Galería Pasos y Días.

lunes, 22 de febrero de 2010

Ciro

Ciro es un hombre fuera de lo normal. Lo que pasa es que a veces estas personas llegan a nuestro mundo cotidiano sin hacer ruido, y eso nos impide ver sus pequeños y grandes detalles. Pero, un buen día, se nos revelan en toda su plenitud.

Ciro es ese hombre que siempre está en movimiento, al que me encuentro yendo a alguna parte, pero nunca parado. Cuando nos encontramos, sonríe y me llama por mi nombre, para decir a continuación con su voz intensa un "hola" que parece llegar desde las alturas bolivianas con el sonido lejano de un tinku, o la festividad del carnaval de Oruro, donde nació.

Artista, obrero y, sobre todo, un hombre bueno, Ciro dejó Bolivia con 18 años. A esa edad ya tan lejana se convirtió en lo que aquí llamamos "inmigrante". Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay Brasil... Ha pasado media vida de país en país y volviendo a Bolivia. Ahora, con 53 años, anda con el corazón a medio camino entre mi ciudad y su Cochabamba, donde dejó a su mujer y sus hijos.

Tiene una caja de herramientas y busca trabajo para enviar algo de dinero a casa. La vida le podría haber tratado mejor, pero él no pierde la sonrisa, y eso me hace mantener la confianza en el ser humano.

Ciro es una persona fuera de lo normal, sobre todo porque no lo aparenta, como los superhéroes.

Galería Ciro.
Galería Pasos y Días.

lunes, 15 de febrero de 2010

La realidad

No hay nada más allá de un trozo de calle en el que todas las líneas confluyen en el mismo punto: los grafittis, las paredes grises de edificios inacabados, la luz perezosa de los televisores que sale por las ventanas de los edificios y sus galerías manchadas de humedad en las que siempre hay ropa tendida.

A veces chocamos con la realidad que hay detrás de las grandes avenidas.

Otras veces chocamos con la realidad como el que se estrella contra una pared sucia.

martes, 9 de febrero de 2010

Suéltalo ya

“Suéltalo ya”, le dijo Humphrey Bogart a la dama. Sólo unos segundos antes yo te había dicho “suéltalo ya”, mientras veíamos la película, y entonces Humphrey Bogart dijo “suéltalo ya”, y yo me quedé atónito mirando la pantalla, y tú también, pero tú me mirabas a mí. Como cuando estás leyendo la palabra convergencia en un libro o en el periódico y de repente la escuchas en el telediario o en una canción, a la vez, y no te queda más remedio que levantar la cabeza de lo que lees, atónito, y preguntarte por la casualidad o por la probabilidad de que entre las cien o doscientas mil palabras que conforman un libro, el presentador o Humphrey Bogart repita ya no sólo una palabra sino una expresión completa. “Suéltalo ya”. Como si Humphrey Bogart supiera lo que pensaba y lo que iba a preguntarte, y ya los dos sin saber exactamente qué hacer, mirando atónitos al televisor, cuando Bogart, en el papel de Sam Spade o Philip Marlowe, private investigator, le preguntaba a una bella dama por algo e insistía “suéltalo ya”. SS o PM, qué más da, querían saber si la bella, joven y atractiva dama engañaba a su marido con otro tipejo, y en ese momento ni tú ni yo éramos conscientes de lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Así que confesé que había contratado a un detective para que te siguiera, y tú arrancaste (arrancaste, como algo que se arrebata o se quita) a llorar y te tapaste la cara y me dijiste que te veías con otro. Aunque puede que Humphrey Bogart nunca dijera aquella frase en ninguna película, como tampoco nunca dijo play it again, Sam. De todas formas, no estoy seguro de nada. Sam Spade y Philip Marlowe se parecen tanto que cualquiera diría que tienen la cara de Humphrey Bogart.

(Nota: me apetecía recuperar algunos de los relatos breves escritos hace un tiempo, y así ponerles también imágenes. Que nadie piense lo que no es).

Galería Pasos y Días.

domingo, 7 de febrero de 2010

Lunes

Los lunes son absurdos. No son días, son callejones sin salida. De repente, la vida es una calle de sentido único en la que no es posible tomar otra dirección. Hay que joderse, en cada esquina del calendario hay un policía local.
Galería Pasos y Días.

martes, 2 de febrero de 2010

Una tarde en el puerto

Me hubiera gustado crecer en una ciudad con puerto y ver el mar como sólo lo ven los niños. Me despertaría escuchando las gaviotas. Luego, iría hasta algún muelle para ver a los barcos perderse por el horizonte, o volver de él.